Para viajar en mi cápsula de 105 cc elegí Chet Baker.
Naa, no soy un melómano intelectual, sólo que me colgué con su historia
acaso parecida a un montón de gente que camina por el bulevar.
Hoy temprano ya pasé por otra experiencia
cuando en el gimnasio me expuse a una máquina adelgazante.
Dos correas a los costados te sacuden de un lado para otro, castigándote las chichas.
El cuerpo te queda colorado, machucado por las pretensiones de un verano al desnudo.
Una chica, bajita y obesa pregunta con temor: yo también puedo usarlo?
Parece o es, una máquina mágica y Maruca aprovecha para incrementar sus ingresos.
Chet Baker me regala un solo infernal cuando paso un camión, el público aplaude,
piano y batería complementan esta gran version del tema de Miles Davis.
Esquivo como puedo los misiles de humo de los autos y colectivos.
El tema asciende para concluir cuando cruzo la avenida,
llego a mi trabajo
el show ha terminado.
miércoles, 1 de octubre de 2008
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