martes, 9 de octubre de 2007

Viaje al final del dìa




Cuando Tony cruzó el umbral y apoyó el primer pie en la vereda y prendió el cigarrillo en el justo momento en que yo pasaba por ahí, algo cambió.
Algo, no sé. Se nubló un poco, tal vez aclaró un poco.
La cosa es que Tony salió del videoclub a mirar el bulevar. Como los autos, motos, camiones, bicis, como el caos del tránsito se esfumaba en una chimenea, en un infierno de humo y ruido.
Hola, soy Tony Tamashiro, el dueño de este videoclub. Para empezar alejen ese prejuicio de que llegué a este país escondido en un barco. Que además del video tengo un tenedor libre y olvídense de la idea de que debajo del mostrador guardo una espada samurai. La cosa es más sencilla, soy cordobés y perro de la B. Eso sí, amo el cine japonés, Kitano. Ahora me tengo que ir, tengo gente.
En la escena anterior, en el mismo momento en que Tony pisaba la vereda, en un barrio cercano, dos pendejos corrían con una cartera. A dos cuadras, un tipo quiere boxear a otro porque lo encerró con el auto. Tony mira hacia el interior del video y Paulo, su hijo, último bastión de la dinastía, cordobés japonés de ojos verdes, se besa con su novia. Esas cosas en el trabajo a Tony no le gustan y le dice: “Bueno, bueno, menos besos que hay que trabajar”.
Tony que tiene alias de mafioso y asesino a sueldo de películas yanquis, tiene apellido de yakuza, de mafioso japonés. ¿Qué pensará ahora que salió a la calle y prendió el cigarrillo? ¿Por qué la vida no puede rebobinarse? ¿Por qué tan pocos finales felices?¿Por qué? Dirá Tony, ¿Por qué?
Ese cliente por el que se fue vino a buscar una de Jet Li. A Tony le gustaría que vieran un poco más del cine arte quizá porque cree que allí está la consecuencia de algunas cosas. El escenario de la formación de algunas ideas. Pero Tony sabe también que ellos encuentran en Jet Li, el alter ego que necesitan, un héroe que todo lo destruya y al fin de cuentas les de ese mundo que esperan. Un mundo distinto a este que al parecer, se consume tan fugaz como el cigarrillo que se fumó mirando el bulevar.

No hay comentarios: